La reciente orden del presidente Donald Trump para intensificar las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en estados gobernados por demócratas, como California, ha desatado una ola de temor y consecuencias directas entre las comunidades migrantes. Una de las más afectadas es la comunidad mixteca de Oaxaca, Guerrero y otras comunidades indígenas de México y del mundo que radican en california, una población indígena que ha sido históricamente invisibilizada, pero que forma parte fundamental del trabajo agrícola del estado.
El plan migratorio anunciado por Trump busca realizar hasta 3,000 arrestos diarios, priorizando estados y ciudades gobernadas por líderes demócratas, como la ciudad de Oxnard, Santa maria, y otras ciudades cercanas donde se concentran un alto número de jornaleros agrícolas indígenas, muchos de ellos indocumentados.
Organizaciones comunitarias y fuentes locales han confirmado que el gobierno federal planea realizar redadas intensivas el 3 y 4 de julio, coincidiendo con los festejos del Día de la Independencia. Estas acciones buscan arrestar a personas migrantes en zonas agrícolas, barrios latinos y espacios públicos en la costa central de California.
Las comunidades indígena originaria del sur de México, especialmente de los estados de Oaxaca y Guerrero. En California, miles de ellos trabajan en los campos cosechando fresas, lechugas, tomates y otros productos que abastecen gran parte del país. Muchos no hablan español ni inglés con fluidez.
Las redadas han sembrado miedo en los campos de cultivo. Muchas familias han dejado de salir a trabajar, llevar a sus hijos a la escuela o acudir a consultas médicas por miedo a ser arrestadas.
Ya se han reportado casos de detenciones durante los trayectos a los campos. Algunos padres han sido arrestados frente a sus hijos pequeños. Organizaciones comunitarias temen que aumente el número de niños ciudadanos estadounidenses que queden huérfanos de facto.
Los agricultores enfrentan pérdidas por falta de mano de obra. Pero los más golpeados son los trabajadores, quienes viven al día y ahora están perdiendo sus ingresos por miedo a salir de casa.
Organizaciones como el Mixteco Indígena Community Organizing Project (MICOP), con sede en Oxnard, han activado redes de emergencia, talleres de “conoce tus derechos” y acompañamiento legal. También se han unido a protestas y enviado cartas al gobernador Gavin Newsom para exigir la suspensión de las redadas en zonas agrícolas.
Además, organizaciones como CAUSE, UFW (Unión de Campesinos) y 805 immigrant están documentando los abusos y apoyando a familias afectadas.
Juana Ramírez, líder comunitaria en Ventura County y hablante mixteca, declaró:
“Nos sentimos perseguidos solo por trabajar la tierra. Nuestros niños tienen miedo. No pedimos regalos, solo respeto.”
El gobernador Newsom ha señalado que California no colaborará con las redadas federales, pero esto no impide que ICE actúe de forma independiente en zonas agrícolas.
La comunidad mixteca enfrenta una tormenta: racismo, pobreza, exclusión lingüística y ahora persecución migratoria. Mientras el gobierno federal intensifica las detenciones, la resistencia nace desde las bases: en las manos callosas que siembran, en las lenguas indígenas que claman justicia, y en la organización comunitaria que exige respeto y dignidad.

